El PVC es un material ligero capaz de adoptar diferentes formas. Es un material resistente al fuego y a la abrasión. Muy resistente a los impactos, a los agentes químicos y atmosféricos, no se deforma con facilidad, ya que es flexible. Su durabilidad es muy alta (en torno a los 30 años) y apenas requieren mantenimiento.

Debido a su inexistente conductividad, los cerramientos con PVC consiguen un aislamiento térmico, que unido a un buen cristal proporcionan también un aislamiento acústico de gran calado (alrededor de 45 decibelios).

Se trata de un material cálido, que evita problemas con la condensación (si esta se da tiene lugar en el cristal) lo que implica que no se oxide, aunque el perfil se golpee o arañe.

Asimismo, es un material que no requiere de cuidados especiales, basta con agua y jabón para mantenerlo limpio, lo que nos permite ahorrar tiempo en las tareas domésticas.

El PVC es un material muy ecológico pese a la creencia general. Aunque se trata de un derivado del petróleo, está compuesto en un 57% por sal común, un producto muy abundante en nuestro planeta y es 100% reciclable.

Sus características aislantes permiten reducir el consumo energético en los hogares hasta en un 58%, lo que supone un importante ahorro de electricidad, evitando también las emisiones de CO2 a la atmósfera.